martes, 14 de octubre de 2014

Original muestra de Natu Anush Akopow en el Borges



Episodio I: los helados no se derriten

El miércoles 15 de octubre a las 19 se inaugura en el Centro Cultural Borges la muestra "Los helados" de
Natu Anush Akopow. En esta oportunidad se presenta la primera serie "Episodio I: los helados no se derriten", surgida a partir de un largo proceso que comenzó por el dibujo de  bocetos y pruebas de materiales, en el año 2011, cuando la artista comenzó a esbozar objetos de formas simples cuyo denominador común estaba determinado por objetos ligados a la capacidad de contener líquidos u otras sustancias como botellas o frascos.

Se trata de una serie de veintidós tablas de madera de 1,90 por 1,05 metros, exactamente iguales. En cada tabla se yergue hieráticamente un helado que ocupa el centro axial del espacio. Son totalmente monocromáticas y la serie comienza con un blanco puro, sigue un por una variación de veinte colores brillantes y en algunos casos satinados y termina en un negro también puro.

El dibujo está dado no por una línea sino por relieves hechos de madera que dan forma al helado. Los colores planos tienden a fundir la figura y el fondo. La superficie está impecablemente pulida y las siluetas perfectamente delineadas. Estos monumentales íconos expuestos en conjunto forman una escala cromática. Por eso no se trata de veintidós obras individuales sino de una sola imagen con variaciones. Esta identidad en la multiplicidad es uno de los objetivos que ha querido plasmar la artista en esta obra.

Por su condición comestible el helado pertenece a la categoría de objetos efímeros y en versiones industriales, se ha convertido en un prototipo de la cultura de masas. Las estrategias publicitarias basadas en la repetición y la adopción de simples y pregnantes íconos visuales encuentran un campo fértil al convertir en imagen esta tentadora crema helada. Sin embargo, Natu Anush en Los helados, episodio I, hace que las imágenes encuentren un significado que está justamente en las antípodas de los objetos de los mass media.

Como afirma la crítica de arte Adriana Laurenzi: "Mientras la estrategia de Andy Warhol era reducir la realidad del objeto a su imagen, como mera envoltorio en envoltura de un vacío, Natu Anush hace del helado, el objeto de una pasión, una idea obsesiva y repetitiva como el deseo". Y agrega: "Los objetos tienen como finalidad ser útiles. Pero la imagen del objeto, en este caso del helado, los convierte en objetos del deseo. Como dijera Baudrillard: «Uno sólo no basta: es siempre una sucesión de objetos, en el límite una serie total, lo que es el proyecto consumado»".

Si el mundo real era para Platón una copia imperfecta de una idea incorruptible, para Natu Anush su serie de veintidós helados son también una sola imagen multiplicada en veintidós colores diversos. Su rigidez material, su fuerza icónica, hacen de ellos una imagen tan incorruptible y persistente como las pasiones vitales que nos obsesionan.

Los helados reales se derriten, chorrean y se deshacen, por eso ante Los helados, episodio I,  podríamos poner en boca de Magritte "esto no es un helado". Igual que las pipas que pintó el maestro belga, los helados de Natu Anush son ideas. Como los arquetipos platónicos, incorruptibles y siempre iguales a sí mismos, las imágenes de Natu Anush son pasiones, que a pesar del tiempo persisten, y nos configuran.

Octavio Paz decía que el arte es la consagración de un instante. Natu Anush Akopow hace que las imágenes de Episodio I se posen impertérritas como el deseo y a pesar de ser helados... no se derriten





 Sobre la artista

Natu Anush Akopow nació en febrero de 1984 en Olivos, en la misma casa donde hoy tiene su taller. Desde la infancia la asaltó la pasión por la pintura. Así fue como en el 2004 decidió ingresar al Instituto Universitario Nacional de Arte (I.U.N.A) buscando ampliar conocimientos en torno a su vocación. En la cátedra de pintura y como en muchas otras encontró  maestros que la guiaron y que le permitieron ir al encuentro de la imagen propia.

Sus primeros trabajos fueron en blanco y negro. Pero es el color donde Natu va a encontrar su identidad. En su caso no es un color, un tono sino de una serie cromática que conforman un particular arcoíris de colores ajenos a las teorías naturalistas de la luz. El color siempre tienen valor relacional, es decir su capacidad expresiva está condicionada al color que tienen al lado.

Natu aplica a su arcoíris  un riguroso orden de tonos saturados. Estos cromatismos terminan por ser un sello de  identidad de Akopow. Por eso a pesar de que se las pueda ligar al pop art, por el uso de colores artificiales, propios de lo industrial, tienen en su caso un valor existencial.

Curaduria: Patricia Eurnekian y Mercedes Ordoñez 


Inauguración 15/10 | Cierre 30/10
Sala 27

Centro Cultural Borges
Viamonte esq. San Martín
Lunes a sábado de 10 a 21. Domingos y feriados de 12 a 21
www.ccborges.org.ar
 

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