En la sexta, séptima y octava presentación de la 16°
edición del Ciclo de Conciertos de
Música Contemporánea se ofrecerá la obra
del compositor argentino-alemán, con la
participación de Wilhelm Bruck y Matthias Würsch.
El viernes 16, el sábado 17 y el domingo 18 de noviembre a
las 20.30 se realizarán la sexta, séptima y octava presentación de la 16º
edición del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea -bajo la programación y
dirección general de Martín Bauer-, en la Sala Bicentenario del Teatro Colón
(Cerrito 628). En esta oportunidad, se ofrecerá Zwei-Mann-Orchester de Mauricio
Kagel, con la participación de Wilhelm Bruck (Alemania) y Matthias Würsch
(Suiza)
Con auspicio del Goethe Institut, Embajada de Suiza y
Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania.
En co-producción con el Teatro Colón /Colón Contemporáneo.
Localidades: $50.-
Zwei-Mann-Orchester (Dos hombres orquesta) es una de las
piezas más extrañas y originales de la música contemporánea.
Se trata del estreno de esta «máquina» virtuosa en
Argentina, inaugurando por primera vez en 104 años la Sala Bicentenario del
Teatro Colón como sala de conciertos y espectáculos.
La obra se interpreta por dos músicos, quienes accionan
alrededor de 200 instrumentos de todo tipo con la ayuda de un complejo sistema
de sogas, poleas y elementos móviles. Ha sido interpretada en 1973 en el
prestigioso Donaueschingen Festival, y en 1992 en la Documenta de Kassel IX.
Esta nueva versión, que se presenta por primera vez en
Argentina, se estrenó en Basilea en 2011 y constituye un verdadero esfuerzo de
producción por lo que significa el traslado y el montaje de la máquina, lo que
requirió además, la puesta a punto de la mencionada Sala Bicentenario del
Teatro Colón.
“Un automatófono no automático”. Así describió el compositor
argentino-alemán Mauricio Kagel a su monumental obra Dos hombres orquesta, sin
duda una de las creaciones más singulares e ingeniosas de la música
contemporánea. Concebida por Kagel entre 1971 y 1973 para ser ejecutada por dos
“hombres orquesta”, la obra es al mismo tiempo una pieza musical y una
imponente instalación sonora y visual. Su realización exige de ambos
intérpretes el montaje y el dominio de una máquina orquestal de alta
complejidad, compuesta por unos 200 instrumentos y artefactos sonoros enteros
intervenidos, caídos en desuso o incluso defectuosos. El material melódico,
armónico y rítmico, y los modelos de secuencias motoras que se ofrecen en la
partitura abierta de Kagel se acomodan al proceso de edificación instrumental
para confluir en un constructo sonoro que sintetiza la doble aparición de
escultura cinética y obra musical. Dado que la máquina fue elaborada en función
de la masa corporal de los intérpretes, su concepción explora principios de la
construcción de herramientas, leyes del movimiento humano y los límites de la
ejecución de instrumentos. En palabras del propio Kagel, la máquina explora
“los límites de lo ejecutable” y busca una solución “a la crisis de una
institución en vías de extinción: la orquesta”.
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